Y explotó…
tu ira en mi corazón,
salpicando paredes,
estucando murallas.
Murallas levantadas
de escombros caídos,
de fortalezas reales.
Y explotó…
dejándome sordo
y cojo de un pie.
Tullido de por vida,
sin poder ver.
Sangré lágrimas
ácidas de mar,
que me escocían
los ojos de llorar.
Y explotó…
tus palabras rotas
en mi pecho blando,
que absorbí…
que me emborraché.
Con el vino de tu mirada,
afrutado y turbio,
que saborea mi paladar,
ansiando un poco más.
Y…
cabizbajo,
sonrojado,
deformado,
…un poco embriagado…
Y explotó tu adiós
dejándome muerto,
tirado en el sofá…
con una copa de vino,
añejo como tú,
avinagrado como tú,
sin chispa como tú,
sin gracia… como el agua.
Pastorean verdes vacas
por prados blancos,
que ven mis ojos locos,
corderos con corbatas.