Intenso aroma a
humedad
que desprende tu
corazón,
sácalo al balcón y
déjalo
secar, como uvas
pasas al sol.
Entre telarañas
bombea sediento
ese músculo
maltrecho, marchito,
que no le das uso
intenso,
solo amarguras y
descontentos.
Mala vida llevas,
corazoncito,
con sobresaltos
cansinos,
¿qué sorpresa me
darás?
¿Un susto o un
descanso eterno?
Cae la noche, la
calma negra.
Y tú, con arritmia
sincera,
te despides entre
sueños
dejando la cáscara
vacía.
Ya no habrá más
amaneceres,
ni otoñales
atardeceres,
solo las sombras de
la noche,
nuevo hogar de
ensoñaciones.