—Cariño, están picando a la puerta… Un cosquilleo en la entrepierna le recordó el festival sexual de hacía apenas tres horas. Se dio media vuelta y el frescor de la almohada disipó la excitación.
Toc-Toc
—Volvieron a picar a la puerta cielo… En la comisura de los labios se le había secado un hilillo de baba.
Toc-Toc
Al levantarse enfadada y con fuerza, su cabeza golpeó violentamente contra una superficie dura. Nunca llegó a abrir los ojos.
La tierra, poco a poco, iba cubriendo el foso…